Niñas criando niños

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Ser mamá adolescente ha pasado de ser un problema de salud pública a una especie de moda entre las nuevas generaciones, sobre todo en las de aquellos países con ingresos económicos menores y donde abunda la baja calidad de vida.

En la actualidad es cada vez más y más común, que las niñas de 12, 13 y 14 años se conviertan en mamás, eso cuando aún sus cuerpos ni siquiera han terminado de desarrollarse y atraviesan los problemas comunes de la pubertad.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calcula que cada año 15 millones de adolescentes se embarazan en todo el planeta, con las implicaciones que eso trae como enfermedades para ellas y los productos, deserción escolar y pobreza.

¿Qué puede estar pasando con generaciones enteras de niños que están siendo criados por jóvenes, casi niñas, cuya formación emocional y escolar ha sido interrumpida por la maternidad?

Y no, ya no es posible atribuirle las cifras a la falta de información, porque vivimos en la era de Internet. Al menos en México, prácticamente cualquiera tiene acceso a una computadora y con eso a todos los datos sobre prevención de embarazos, enfermedades de transmisión sexual y hasta aborto legal.

No hay ningún pretexto, el problema es que los embarazos adolescentes se han normalizado tanto, que casi en cada familia, calle, vecindario y escuela, podemos ver a más de una que ha dejado de jugar para empezar a criar, sabiendo nada al respecto y con perspectivas limitadas de futuro.

En México, casi el 30% de los embarazos se dan en menores de 20 años, pero sobre todo en los sectores donde hay más pobreza, bajos niveles educativos y desintegración social y familiar. Esa parte de la población no ha solucionado su problema de embarazos no planeados, muy por el contrario, los ha integrado a su cultura, tratando de parchar algo que es un error, cruza los límites de la lógica y genera un daño profundo en la sociedad.

Criar a las nuevas generaciones debería ser tarea de aquellos que quieran, puedan y tengan con qué hacerlo, no de quienes están comenzando a vivir y son obligados por el sistema operante, a convertirse en padres prematuros.

Quizá en países con situaciones sociales complicadas, donde impera la discriminación a las mujeres y el acceso a la educación, no es tan fácil; puede justificarse una alta cifra de embarazos adolescentes. Sin embargo, países con mejor infraestructura social, donde la educación es un derecho y al menos en teoría ellas son libres, deberían ocuparse mucho más en detener esta epidemia, educar y concientizar, para que las niñas sigan siendo niñas hasta el momento en que quieran.

@lagotaderramada

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