Cada vez son más los niños que asisten a la escuela, pero que no les interesa aprender, se conforman con tan solo aprobar las materias.
Los últimos reportes globales del estado del sistema educativo dejan en claro que la brecha en conocimientos básicos, tales como matemáticas y comprensión de lectura, entre países en vía de desarrollo y las potencias mundiales, aún se mantiene y será un arduo trabajo que llevará años reparar.
En países como Japón y Noruega, en cuanto a nivel de competencia matemática, están por encima del 98 por ciento, mientras que en países subdesarrollados como Nicaragua, no llegan ni al 30%, y se sabe que mientras más estudios tengan, los salarios serán mejores. Por esta misma situación, la mala educación que reciben los niños, se ha convertido en un factor alarmante para la mayoría de los países.
Para el gobierno está claro que la educación es el mejor camino para erradicar la pobreza, disminuir la igualdad, la violencia y al mismo tiempo, también significa un crecimiento en la calidad de vida.
En la actualidad, los gobiernos y sistemas educativos no se encuentran preparados para este gran desafío. Existen muchas deficiencias estructurales en las organizaciones encargadas de la educación de los niños, así como también lo es la falta de un sistema de medición efectivo, que permita analizar los niveles de aprendizaje y proponer soluciones a partir de dichos análisis, para ayudar a mejorar e implementar reformas educativas.
Rafael Aubad, opina que una de las tragedias más grandes del país, es que no hay continuidad en los elementos esenciales de la producción de políticas públicas, es decir, de salud, educación y equidad, situación que ha afectado, a lo largo de los años, a muchos países en vía de desarrollo, ya que el problema se ha venido arrastrando por años, y conforme más tiempo pase, más complicado y tardado será el proceso para poder revertir esta falta de educación y conocimientos, que persigue a los más jóvenes.
No cabe duda que los profesores son quienes mayor responsabilidad tienen en la educación de los infantes, pero el trabajo también se puede reforzar en casa con ayuda de los padres de familia.
FUENTE:
La gota derramada 