El agua es un derecho humano

En el 2010, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró el acceso al agua como un derecho humano inalienable, inherente a todas las razas, zonas geográficas y estratos sociales, de manera indistinta.

Claro que un asunto es lo que mandan los derechos, y otro muy distinto aquellos que realmente se respetan; más de 600 millones de personas en todo el planeta no tienen acceso al agua potable, mientras el resto de los seres humanos pagan altas sumas de dinero por tenerlo.

¿Por qué compramos agua embotellada, si el agua es un derecho humano? Esa es la gran pregunta del siglo XXI, una época en la que el vital líquido se ha convertido en mercancía, un verdadero tesoro al que sólo acceden quienes pueden pagar por él.

También los gobiernos hacen verdaderas fortunas con el dinero que cobran por el agua. Si hiciéramos caso a lo que manda la ONU, entonces sería obligación de ellos garantizar el acceso gratuito y de calidad al agua, aunque en la mayoría de los casos eso no sucede.

Por otro lado, y viendo el reverso de la situación, la verdad es que los seres humanos tampoco han sabido valorar el agua como recurso natural. De 300 a 600 litros de agua, por habitante, se gastan a diario en países como México, Estados Unidos y España, algunos de los que más líquido desperdician en el mundo.

Casi tres mil millones de personas, algo así como la tercera parte de toda la humanidad, en distintas regiones, viven en lo que se denomina “estrés hídrico”, una situación en la cual no se garantiza que haya líquido a corto, mediano y largo plazo, por razones como la sobreexplotación, la contaminación y la sequía de ríos, lagos, lagunas y zonas donde antes nacía el agua.

Viendo lo anterior, también es imposible para los gobiernos garantizar un derecho respecto a algo que no siempre está disponible, y además, cada vez cuesta más dinero hacerla llegar.

De toda el agua que hay, de manera natural en el planeta Tierra, menos de la tercera parte es apta para consumo humano y de ese pequeño porcentaje, casi toda ya está contaminada.

Como en una especie de círculo vicioso, el agua que hemos desperdiciado vuelve a nosotros en forma de escases, pero también de altos impuestos y líquido embotellado, por el cual pagamos un alto sobreprecio; si la tiramos y la desperdiciamos, después tendremos que comprarla para poderla usar.

@LAGOTADERRAMADA

Deja un comentario