El tiempo se acabó y con ello el acoso contra las mujeres de todo el planeta.
“Times Up” es la nueva campaña que, bajo el abrigo de mujeres famosas, busca exponer el problema del acoso en todos los sectores y fijar un límite contra quienes se aprovechan de ellas por considerarlas vulnerables o menos capaces de defender sus derechos.
Antes de este campaña estuvo presente otra, en la que las actrices de Hollywood denunciaron a miembros del medio, actores, productores y directores, que habían cometido abuso sexual aprovechándose de su posición.
“Times Up” es el remate de un enorme movimiento mundial por el respeto a las mujeres en todos los ámbitos, pero pone especial énfasis en las menos afortunadas, quienes además no poseen recursos económicos ni educativos para defenderse, y por ello se ven condenadas a sufrir abuso sexual, sin posibilidades de denuncia o escape.
Se calcula que el 35% de las mujeres a nivel mundial ha sufrido violencia física o sexual, una cifra enorme para un planeta donde los derechos humanos están en todos los discursos, pero no en los hechos reales.
Otro tema que toca la campaña es la normalización del abuso. Sucede que en muchos sectores, especialmente en el laboral, el abuso sexual hacia las mujeres parece normal y hasta suena a requisito para que ellas progresen, sin considerar que poseen todas las aptitudes para competir, al lado de sus compañeros hombres.
En las grandes esferas sucede, como en el caso del cine o la televisión, pero también en rubros menores, donde ellas dependen de sus empleos para vivir y no reciben tratos igualitarios, pese a tener cualidades, estudios y disposición.
“Times Up” establece un pliego petitorio en el que se exige a las grandes empresas del mundo que implementen protocolos para proteger a las mujeres, garantizando que trabajarán en igualdad de condiciones y sin ser violentadas en alguna manera.
Las mujeres de la industria del cine y la televisión, en Estados Unidos, están convocando a una manifestación en los próximos Globos de Oro, donde vestirán de negro como bandera de defensa de todas las mujeres del planeta, e incluso de aquellas que viven en países donde ni siquiera se les otorgan derechos o libertades.
Finalmente, la conclusión y meollo de este movimiento, es que el machismo sigue dominando al mundo. Pese a muchas décadas de educación en la igualdad, la realidad es que siguen vigentes las prácticas en las que a ellas se les reduce, se les rezaga y se les vulnera, únicamente por su género.