Al expresarnos de manera negativa sobre la comida: lo que no debemos comer, de lo que nos arrepentiremos, lo que es malo, lo que es tentados y no saludable, podría causar más efectos traicioneros de lo que podría causarnos cualquier cantidad excesiva de “mala comida”. Al preocuparnos por la comida, convertimos momentos de comodidad y dicha, en fuentes de miedo y ansiedad. Además, cuando evitamos ciertos alimentos, solemos consumir mucho más de otros para compensarlo.
Una mirada profunda a la investigación detrás de nuestros miedos alimentarios, nos devela que muchos de los alimentos más satanizados, no nos hacen daño. Claro que consumiéndolos en exceso, si pueden llegar a dañarnos.
La gente evita ciertos alimentos, convirtiéndola a la comida en algo siniestro. Le tiene miedo a lo que comen sin razones reales y pasan a formar parte de la peligrosa tendencia en contra de la intelectualidad, a la que nos enfrentamos en muchos lugares hoy en día.
Sin lugar a dudas, la comida debería ser causa de placer, no de pánico. Para una mayoría, es muy posible comer de manera más saludable sin vivir aterrorizada, o batallando para evitar completamente ciertos alimentos. Si hay algo que las personas deberían eliminar de su dieta, es el miedo.
El Gluten, se convirtió en el enemigo para algunas personas, incluso cuando el trigo representa casi el 20% de las calorías que se consumen en todo el mundo, más que cualquier otro alimento. Las dietas sin gluten pueden causar el déficit de nutrientes como la vitamina B, el ácido fólico y el hierro.
Si hablamos de la Sal, podríamos decir que consumir mucha puede causar problemas cardiovasculares, como infartos. Sin embargo, consumir muy poca sal podría ser tan peligroso como ingerir mucha.
En cuanto a los Organismos Modificados Genéticamente (OMG), son una de las mejores alternativas para alimentar a la creciente población del planeta. Sólo el 11% de los científicos de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, dijo que eran inseguros.
En algunos estudios, la carne roja procesada en grandes cantidades está asociada con el aumento del riesgo relativo de desarrollar cáncer. Sin embargo, se ha comprobado que el riesgo es muy pequeño.
Al final, podemos decir que es mas grande nuestro miedo por comer y enfermarnos, que el daño que nos hace consumir ciertos alimentos o dejar de consumirlos.
FUENTE: El Observador