Vivir un desastre natural es algo difícil de asimilar, pero a cualquiera le puede suceder y depende de su estado mental el cómo reaccione y hacia dónde focalice sus esfuerzos.

La solidaridad es un valor social y humano que se utiliza todos los días, pero que se pone a prueba cuando la situación es extrema y desafía nuestra existencia.

Los mexicanos, con todo y su corrupción, la manera tan básica en que suelen vivir, son expertos en sacar a flote la solidaridad, dar la mano cuando todo parece perdido. En los peores momentos, a ellos no se les olvida en qué país nacieron.

La Ciudad de México es un nido enorme de solidaridad. Los amaneceres en desastre se los sabe de memoria, pero eso no espanta a sus habitantes, los empuja a salir a las calles, cooperar y ser mejores para ayudar a los que más lo necesitan.

El temblor del 19 de septiembre del 2017, volvió a poner a prueba a millones de mexicanos. Ese día no importó la enorme crisis de violencia, la discusión por la nueva revolución feminista, las desapariciones o las elecciones de 2018, todo eso quedó atrás y el imaginario colectivo se concentró en ayudar.

Parece mentira cómo es que cosas que nos parecen tan importantes, pasan a un segundo plano, cuando vemos tambalearse la vida ante un monstruo natural que no podemos controlar.

Es impresionante cómo no es necesario convocar a los mexicanos, ellos solos se agrupan, llegan, organizan y toman la iniciativa, una iniciativa que haría falta en otras situaciones, y sin embargo aquí surge, parece inquebrantable y auténtica. Colectas de comida, medicinas y ropa, viajes gratuitos de un lado a otro, manos que sacan escombros sin descanso; todo eso es convocatoria ciudadana, libre de intereses partidarios o separatismos culturales.

El 2017 nos deja una lección de humanidad y sobrevivencia, el aprendizaje de que la sociedad es un conglomerado que necesita de todos sus integrantes. No existen los puestos políticos, las clases sociales o las responsabilidades, todos están a cargo de sacar adelante la emergencia.

La solidaridad es entonces un sentimiento de hermandad, la manera en que expresamos nuestra aceptación de ser seres vivientes, iguales a todos los demás y capaces de usar la empatía para superar las peores tragedias.

@lagotaderramada