Vivimos en un mundo de «niños problema»

Tienen demasiada imaginación, se distraen con frecuencia, se aburren en las clases, desafían constantemente al sistema, cuestionan y confunden al resto de las ovejas del rebaño. Así son millones de niñas y niños calificados como “problema”, porque no encajan en las escuelas comunes y escapan –por mucho– a lo que el sistema espera de ellos.

Claro que esto no es un problema de hoy, antes ya muchos fueron acusados por escaparse de las pautas marcadas: Albert Einstein, Isaac Newton, Thomas Alba Edison, Lady Gaga, Louis Armstrong y hasta John Lennon, todos ellos fueron niños problema en algún momento, porque no se adaptaron al sistema; pero gracias a toda esa enorme rebeldía lograron cambiar al mundo y convertirse en leyendas.

No, no todos encajan en la descripción, por supuesto hay muchos que sí se adaptan, encajan perfecto y responden con naturalidad a lo que se les impone. Pero no, los niños problema destacan por tener una inteligencia superior y bastante incomprendida en un mundo mediocre, y por supuesto que no están interesados en responder a lo que de ellos se espera, pues tienen expectativas más altas y lejanas.

Trastorno por Déficit de Atención, Hiperactividad, Autismo, Asperger, cada vez más niños en el mundo, supuestamente sufren este tipo de problemas y así son diagnosticados, una especie de tendencia que no habla de progreso en la salud mental, sino de una especie de homogeneización del ser humano. Por supuesto que no hay interés en entenderlos o integrarlos, y es mucho más fácil etiquetarlos como algo fuera del sistema, lo inesperado, una falla en la construcción de una sociedad gris y aburrida.

La educación tradicional en la mayoría de los países del mundo no contempla las diferencias entre niños y adolescentes, como algo que puede enriquecer el ambiente, más bien se consideran un factor que debe ser eliminado para que nadie se salga de la línea marcada. Y quizá es eso mismo lo que alimenta fenómenos como el acoso escolar, al no haber protocolos que integren a todos dentro de sus propias particularidades.

Millones de niños en el mundo son medicados para, supuestamente, resolver este tipo de conductas que salen de lo que espera el sistema escolar tradicional, mismo que no entiende por qué no todos son iguales, por qué no todos aprenden con el mismo método y por qué no es más fácil educar seres humanos. ¿Será cierto?

El problema es que a largo plazo llenarlos de drogas no los hace más felices, solamente los aísla y apaga en ellos habilidades que podrían ser destacadas.

Las drogas para resolver problemas de conducta son una tendencia en crecimiento, una falla en los sistemas de salud pública, y que a la larga deja otras consecuencias como depresión y suicidio.

El mundo, en pleno siglo XXI, aún no está listo para ver florecer mentes brillantes en la forma de niños felices, risueños e inquietos, y en sustitución tenemos Ritalin, iPhone y muchas tablets con juegos idiotizantes.

@LAGOTADERRAMADA

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