La lucha de ambos sexos está tomando un matiz diferente en esta época, incluso más violento e insultante que antes.
“Una mujer que no sabe agarrar el trapeador, para mí no sirve”, dijo el cantante Julión Álvarez hace un tiempo, esta declaración estuvo hecha en uno de los peores momentos de la historia.
Esto es una señal de que existen prejuicios, estereotipos erróneos, cuestiones culturales, costumbres del entorno familiar y social, que asignan ciertos roles a las mujeres y a los hombres, solamente por su género.
En México cada 24 horas se asesina a seis mujeres, explica la ONU, y hoy en día observamos un México que ya se hartó de la violencia machista. Es por eso por lo que se han llevado a cabo marchas, principalmente en Ecatepec, Estado de México, ya que es el municipio con el índice de feminicidios más alto del país.
El mundo cibernético está dominado por el humor sexista, y muchos de los famosos “memes” son una prueba de ello. El escenario que se abre en internet ofrece un espacio de libertad, pero reproduce y refleja los conflictos y los roles que marca la sociedad.
Un hombre no es menos “hombre”, porque la muerte de su esposa o en situación de abandono, sea padre soltero, que saca adelante a su familia. Una mujer no es «marimacha», por el hecho de trabajar en construcciones, para sacar a sus hijos adelante. Y en el caso de los niños, una niña no es menos “femenina” porque le guste el futbol, así como un niño no debe ser etiquetado como «afeminado», por jugar con las muñecas de su hermana.
El problema de nuestra sociedad son los estereotipos, de tradiciones y costumbres que han sido inculcadas, en donde se supone que los hombres y mujeres deben cumplir con roles específicos, y no que si son de una manera u otra. Y lo que no idealizan es que están generando un conflicto, contra lo que se espera que hagan una mujer y un hombre.