En la actualidad, el tema de la inseguridad es muy alarmante y es que, día con día, va creciendo en muchas partes del mundo. Relacionamos la inseguridad con la pobreza y aunque no sea la total causante de ésta, sí tiene mucho que ver.
Los delincuentes no roban por ocio, sino por necesidad, pero no por eso se le debe tener fobia a las personas que, infortunadamente, no gozan de los recursos para cubrir sus necesidades básicas.
El Papa Francisco sabe que muchos relacionan a los pobres como los causantes de la inseguridad y la inestabilidad económica, que aqueja a muchos países, y es por eso que lanzó un llamado al mundo para poner fin a la fobia hacia los pobres.
El máximo representante de la iglesia Católica, lamenta la situación en la que hoy se encuentran millones de personas en el mundo, sobretodo porque su voz ha sido apagada con los reclamos y ofensas, en lugar de hacer algo para que surjan soluciones para acabar con su sufrimiento.
“…los pobres no necesitan un acto de delegación, sino del compromiso personal de aquellos que escuchan su clamor (…) lastimosamente, a menudo se constata que, por el contrario, las voces que se escuchan son las del reproche y las que invitan a callar y a sufrir”, sentenció el Santo Padre.
Además, comentó que la fobia a este sector, sólo alimenta su marginación, además de manifestar un odio profundo hacia un grupo desfavorecido, que sólo es el resultado de la desigualdad.
“Son voces destempladas, con frecuencia terminadas por una fobia hacia los pobres, considerados no solo como personas indigentes, sino también como gente portadora de inseguridad, de inestabilidad, de desorden para las rutinas cotidianas y, por lo tanto, merecedores de rechazo y alejamiento.”
Francisco exhortó a todos los fieles a hacer un examen de conciencia, a fin de evaluar la actitud que se tiene hacia los hombres, mujeres y niños que se encuentran en la lamentable situación de dolor y desesperanza.
Explicó que en el mundo de la pobreza, nuestra intervención es también limitada e insuficiente, para que podamos tenderle la mano a los demás, de modo que se necesita trabajar en conjunto con la sociedad, para alcanzar el objetivo de una manera más eficaz.
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