El planeta se va calentando, poco a poco, cada vez más y sin que, aparentemente, tengamos armas para detener su progresiva destrucción. Los efectos los vemos en el estado del tiempo, en la alteración de las estaciones del año, que reducen la producción de alimentos, en el aumento del nivel del mar, que redunda en lluvias imparables, inundaciones y un montón de males más, que al final son una respuesta obvia de la naturaleza ante la desolación que enfrenta.
Cómo no enfrentar el calentamiento global, si cada año desaparecen 150 mil kilómetros cuadrados de bosques, so pretexto del progreso de las ciudades y la comodidad de los seres humanos, quienes necesitan edificios de 50 pisos para poder sobrevivir.
El modelo de vida capitalista es asesino, arrasador, destructivo y despiadado, de ahí que cada vez más, agotemos los recursos, de por sí ya agotados, buscando satisfacer necesidades insaciables y absurdas.
Bolsas de plástico, popotes, latas de refresco, ropa y hasta autos, toneladas de porquería habitan en el fondo del mar, gracias a que los seres humanos no han averiguado qué hacer con la sobreproducción de materiales. En pocas palabras: tenemos demasiado en el siglo XXI y no sabemos qué hacer con todo ello.
La ciencia afirma que las temperaturas extremosas son y serán cada vez más comunes en todos los rincones del mundo, mientras no paremos de tirar gases contaminantes a la atmósfera y alterar así los procesos naturales de la Tierra.
Mientras tanto, terminamos con otros recursos que son indispensables para vivir como el agua. ¿Qué será de nosotros cuando lo poco que queda de agua potable se contamine?, ¿viviremos todos del agua del mar o evolucionaremos a cactus desérticos?
Apagar la luz, bajarse del auto, dejar de producir basura innecesaria y parar de consumir sin preguntar para qué, son acciones que pueden parar el calentamiento global y dar un respiro al planeta. Pero para todo eso habría que bajarnos de nuestra cómoda vida posmoderna, y empezar a ser conscientes de la huella que estamos dejando en este mundo.
Y mientras tanto, más de dos grados aumentará la temperatura de la Tierra en los siguientes años. Si hoy tienes calor, imagina cómo será en 10 o 20 años cuando más de dos millones de kilómetros cuadrados de bosques se esfumen, para que tú puedas seguir leyendo este texto o hacer bolitas de papel, porque sí…