Cámaras ocultas podrían estar esperando por sus víctimas en baños, escaleras, vestidores, y en prácticamente cualquier lugar público. Se llama “la molka” y está sucediendo en Corea del Sur, por la ausencia de leyes que protejan a las mujeres.
Justo en el apogeo del nuevo feminismo, y las largas discusiones que se tejen en torno a la liberación de ellas en el mundo posmoderno, Corea del Sur atraviesa una crisis social que cuestiona los valores con los que los coreanos están siendo educados.
En ese país se han descubierto miles de cámaras ocultas, mismas que graban imágenes de mujeres en momentos íntimos, como en el baño, y las envían directamente a Internet, donde se convierten en material pornográfico, disponible para todo el planeta.
El cuerpo de casi cualquier mujer en ese país, podría estar en Internet, e incluso convertirse en material de venta, solamente porque algún ocioso decidió entrar en el juego.
Las leyes de ese país pueden imponer hasta cinco años de cárcel para quienes practiquen “la molka”, sin embargo, hasta para la policía, se está convirtiendo en un problema el poder detectar las cámaras y encontrar a los culpables.
Machismo, poco respeto a los derechos humanos, indiferencia y ausencia de valores, hacen que cada vez más hombres participen en estas prácticas, que incluso pronto podrían extenderse hacia otros países.
La gota derramada 