Pese a que Canadá presume de ser uno de los países más pacíficos del mundo, recientemente se han descubierto casos criminales, que se han cometido en contra de miles de mujeres y niñas aborígenes.
Se cuentan por miles las mujeres y niñas aborígenes que han desaparecido o han sido asesinadas en este territorio, desde el año de 1980.
Un informe de la Real Policía Montada de Canadá habría divulgado en 2014 que eran 1,200 el número de víctimas, pero según afirmó la Ministra de Asuntos Indígenas, Carolyn Bennet, existen más de 4,000 mujeres agraviadas.
Bennet acusó a la policía de no haber investigado miles de asesinatos que, según la familia de las víctimas, fueron muertes naturales, suicidios o muertes accidentales.
Trudeau, primer ministro de Canadá, prometió durante su campaña electoral, que investigaría esta situación y que sería tratada con la máxima prioridad por parte de su gobierno. Como primer paso para cumplir con su promesa, se estableció una comisión en la que participan las ministras Hajdu y Bennet, quienes se han dedicado a conversar con sobrevivientes y con familiares de las víctimas en todo el país.
Se tiene la creencia que las indígenas son principalmente víctimas de miembros de su comunidad. La mayor parte de las víctimas son residentes de Winnipeg, la ciudad con la población indígena más grande de Canadá.
Según un reporte de la Real Policía Montada, el 60% de las aborígenes asesinadas murieron a manos de maridos, familiares o amigos cercanos. El otro 40% de las muertes, fue causada por extraños o conocidos casuales, un término que se utiliza para describir la relación entre trabajadores sexuales y clientes.
De acuerdo con una investigación de la BBC, las aborígenes tienen una posibilidad cuatro veces mayor a ser asesinadas o a desaparecer, en comparación con otras mujeres canadienses.
Shawn Lamb, asesino en serie condenado en 2013 por asesinar a dos mujeres aborígenes, asegura que son “las víctimas perfectas”, puesto que a nadie parece importarle si desaparecen.
FUENTE:
La gota derramada 