Saturadas, llenas de criminales y repetidores, sin los servicios mínimos, así son las cárceles en México.
En el 2015, la CNDH realizó un estudio, en donde se midieron cinco rubros:
- Aspectos que garantizan la integridad física y moral del interno.
- Aspectos que garantizan una estancia digna.
- Condiciones de gobernabilidad.
- Reinserción social del interno.
- Grupos de internos con requerimientos específicos.
Después de evaluar esos cinco rubros, la Comisión señaló que, del 1 al 10, el promedio nacional de calificación de los centros penitenciarios estatales fue de 6.21. En el año 2015 esta cifra no muestra un cambio en comparación al 2014, en el panorama de las prisiones.
El estudio muestra también, los tres estados que tienen cárceles en situación grave de violaciones a derechos humanos son: Nayarit, Quintana Roo y Guerrero. Por el contrario, los tres con mejores calificaciones fueron Guanajuato, Aguascalientes y Chihuahua. E incluso, el informe hace mención que en 13 estados tienen prisiones en situación grave por violaciones a los derechos humanos de los internos: Campeche, Colima, Nuevo León, Sinaloa, Oaxaca, Baja California Sur, Tamaulipas, Chiapas, Tabasco, Hidalgo, Guerrero, Quintana Roo y Nayarit.
Durante el estudio se visitaron 130 centros penitenciarios estatales, y fue así que la CNDH refiere que en 104 detectaron que personas, aún sin condena y presos ya condenados, conviven en las mismas habitaciones y espacios comunes, asimismo, en 92 casos, se observó falta de actividades laborales y de capacitación para el trabajo; en 95 hay falta de personal de seguridad y custodia; y en 86 falta de prevención y atención de incidentes violentos como riñas, lesiones, fugas, homicidios y motines.
¿Qué será lo que realmente necesitan las prisiones, para “mejorar” lo que se les ofrece a los presos?