Hace unas semanas comenzó el Mundial de Rusia, y miles de establecimientos se prepararon para recibir a millones de turistas de los diversos continentes. Pero el lado que casi nadie menciona, también se preparó: se trata del comercio sexual.
Regularmente una prostituta llega a cobrar $32 US dólares (2 mil rublos) por sus “servicios”, aunque se prevé que la tarifa aumente en temporada mundialista.
El presidente Ruso, Vladimir Putin, se ha referido al tema con elogios, declarando que “las prostitutas rusas son las mejores del mundo”. A pesar del orgullo con el que se refiere a las prostitutas, la realidad es totalmente diferente, ya que en Rusia es algo riesgoso para las trabajadoras sexuales.
La clandestinidad implica todo un riesgo y siempre existen peligros en el trabajo sexual. En Moscú y otras ciudades, es más fácil visualizar todos estos riesgos, que en países de Latinoamérica.
En los últimos años, se han creado organizaciones que defienden el derecho de la mujer, intentando dignificar esta labor, altamente cuestionada.
Irina Maslova, fundadora de la única asociación del país que ayuda a las mujeres, dio fuertes declaraciones al decir que: “las prostitutas rusas son parias absolutas, sin ninguna posibilidad real de defenderse.”
Por otro lado, encontramos que la prostitución en Rusia es ilegal, donde podría llegar a sancionarse con una multa de hasta 1,500 rublos, es decir, 23 euros.
A pesar de esto, la prostitución en Rusia parece estar ampliamente aceptada como parte de la sociedad, sin importar que sea una práctica ilegal. El constante crecimiento de las mujeres que deciden convertirse en servidoras sexuales, se debe a las recompensas económicas que esta industria les trae.
Se cree que Rusia experimenta una consolidada y creciente industria de la prostitución, convirtiéndose en una de las mayores del planeta y, aunque es ilegal, pagar por sexo está ampliamente aceptado por muchos rusos. Según activistas y asociaciones sociales, existen más de tres millones de prostitutas.
La policía de la capital rusa, se ha negado a calcular cuántas sexo-servidoras trabajan en la ciudad, pero se estima que albergan a más de 100 mil; casi diez veces más que en Londres y Nueva York.
Vemos que el mundial no sólo promueve el deporte,e l turismo y la sana convivencia, sino también se encarga de promover otras formas de comercio, y a pesar de que se trata de una industria insegura y controversial por muchos motivos, creemos que el rechazo de algunos, tiene más que ver con una cuestión moral, que por cuestiones de seguridad.
Fuente:
La gota derramada 