Cuando hablamos de una favela, nos referimos a una comunidad que se apila en las afueras del centro de una ciudad. Brasil es el país con la mayor cantidad de favelas de América Latina.
La principal característica de estas comunidades es su infraestructura y la manera en que están organizadas las casas; además de que son construidas con todo tipo de materiales como láminas de zinc, trozos gigantes de cartón, plásticos resistentes, ladrillos, etcétera.
El problema de las favelas, es que son regidas por el crimen y las drogas, debido a la pobreza de los que las habitan. Se trata de los criminales locales con mucho poder e influencia, operan como en una red criminal, y tienen gran control de la mayoría de las favelas de la ciudad.
Son criminales muy peligrosos que amenazan el orden social y la democracia, no sólo en las favelas, sino también en la ciudad. Tal es el caso de Alemao, una de las sedes del tráfico de drogas en Río de Janeiro.
La policía y el Estado tienen plena conciencia acerca de este problema, pero entonces… ¿por qué el Estado sigue permitiendo esta situación?
La respuesta es simple, pero a la vez compleja. No se trata de un problema de policía y justicia, estamos hablando de un tema de justicia social, de la cultura política y el compromiso público de las autoridades.
Los militares han intentado tomar el control, sin embargo ha habido denuncias sobre abusos de la policía. Se necesita más de una década de intervenciones sistemáticas, para producir cambios reales.
A pesar de la inseguridad y el tráfico de sustancias ilegales, sigue siendo el hogar de muchas personas que no cuentan con los recursos necesarios para obtener una mejor calidad de vida, por lo cual, no hay motivos suficiente para acabar con estas comunidades
Al contrario, se sabe que para mejorar es necesario reducir la densidad, para producir un ambiente urbano más favorable, así como también la mejora en los servicios.
No hay que ser indiferentes ante las condiciones en la que muchos viven, es decir, sin ventanas, en espacios muy pequeños, sin acceso a servicios básicos y sin transporte.
Para mejorar estas zonas es necesario crear un estándar urbano en las favelas, con el fin de crear mejores condiciones, tanto físicas como psicológicas de la población. La captura de los criminales es sólo un primer paso obligado que se debe hacer en este largo viaje, para recuperar más de cien años de negligencia e indiferencia.
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