Tránsito, un mal del siglo XXI

Hoy en día hay más automóviles que en ninguna otra etapa de la historia humana, al menos uno por cada siete personas, más de mil 200 millones de unidades, que en su mayoría producen ruido, emisiones contaminantes y mucho caos en las grandes ciudades.

El automóvil ha pasado, de ser una herramienta de primera necesidad, a un indicador de estatus, progreso económico y hasta un elemento de lujo que se compra porque sí, por que se puede y porque todos tienen uno, sin conciencia de lo que significa. China es el principal productor de vehículos, y su boom comercial en las últimas décadas ha contribuido a colocarlos como un must en la vida del hombre posmoderno.

En las ciudades más grandes del planeta, las personas pasan gran parte de su día atoradas en el tránsito, encerradas en sus autos, mientras respiran el humo tóxico de los escapes y ven la vida pasar.

En México, mantener un vehículo puede costar más de 100 mil pesos anuales, según el costo de los impuestos, el combustible, las refacciones y el mantenimiento usual que requiere para funcionar. Si esa cantidad de dinero se divide entre todos los meses del año, el costo por unidad es casi de diez mil pesos mensuales, una cantidad que no cualquiera puede desembolsar, tomando en cuenta lo reducido de los salarios en el país.

Pese a lo oneroso de tener un auto en México, los contribuyentes gastan hasta el 5% de sus ingresos, solamente en gasolina, siendo los que más dinero destinan a ese rubro en todo el mundo.

¿Qué sentido tiene vivir en un mundo lleno de avances tecnológicos, si pasamos buena parte de nuestras vidas mirando tras el parabrisas?, ¿por qué será que no hemos logrado instituir métodos de movilidad más eficaces, cómodos, baratos y ecológicos?

@LAGOTADERRAMADA

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