Quienes tienen acceso a un inodoro en casa, tal vez no han notado que tenerlo es una bendición, ventaja a la que no muchos pueden llegar…
En otras partes del mundo, los inodoros pueden salvar vidas, porque evitan que, a través de las heces humanas, se propaguen enfermedades mortales. Es por eso que la ONU estableció el 19 de noviembre como su día.
Aproximadamente un 60% de la población mundial, unos 4,500 millones de personas, no disponen de inodoro en sus viviendas o tienen sistemas de saneamiento ineficientes. Unos 892 millones de personas defecan al aire libre, y no tienen acceso a inodoro alguno. Es decir, las heces humanas, a gran escala, no se recogen o son tratadas.
En Kenia no hay retretes, y más de 15,000 niños mueren cada año por parásitos intestinales y otras enfermedades derivadas de esta falta de higiene.
En Mukuru, una barriada a las afueras de Nairobi, toneladas de basura rodean las chozas de las personas y se aprecia como las aguas residuales corren al descubierto por las calles de tierra.
Las niñas y las mujeres son las más vulnerables, cuando intentan buscar un lugar alejado donde poder ir al baño con un poco de privacidad, sobre todo por la noche; corren un peligro extremo de ser víctimas de violación o abusos sexuales.
La ONU, dió a conocer las siguientes soluciones para el saneamiento, basadas en la propia naturaleza:
- Letrinas con estercolero que recojan y traten los deshechos humanos en el mismo retrete, y produzcan así un suministro gratuito de fertilizantes que puedan ser usados posteriormente para cultivos.
- Humedales y cañaverales que filtren las aguas residuales, antes de que vuelvan nuevamente a los ríos.
Fuente: Naciones Unidas