El doctor te engañó

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No es que estés enfermo, tú piensas que lo estás porque eso te hicieron creer. Claro que si buscas una razón para algo, siempre la vas a encontrar, en especial si ya le pagaste al doctor, para que te haga escuchar lo que quieres oír.

Piénsalo bien, los hombres de las cavernas no tomaban omeprazol para protegerse el estómago, no tomaban vitamina C cuando llegaba el invierno, y menos aún tenían tés antigripales. Si ellos no tenían nada de eso y sobrevivían a condiciones extremas, ¿por qué nosotros, hombres del siglo XXI, vivimos atados a la farmacia y pensando en el próximo soponcio?

Y no, ni es un tumor, ni son las hemorroides que te dan comezón, ni es un infarto que te anda queriendo dar. Es que, al parecer, en el mundo tan cómodo en el que vivimos, nuestra diversión favorita es encontrar enfermedades, causas y consecuencias para todo; el pescado contaminado, las bolsas de té cancerígenas, los caramelos con plomo, el maíz transgénico, la televisión que causa ceguera, los pollos sobrecrecidos, los cigarros con insecticida… Y la lista podría seguir y seguir.

Lo más probable es que, al menos la mitad de esos mitos no sean reales, sino simples chismes inventados para crear terror colectivo.

Solamente las diez farmacéuticas más importantes del planeta generan ganancias anuales que casi llegan a los 400 mil millones de dólares, haciendo el negocio de las medicinas uno de los más lucrativos de la era posmoderna, gracias a que se sirve, no de la salud, sino de la mercadotecnia.

Como casi todo en el mercado, las medicinas son productos que no necesitas, hasta que crees que los necesitas, porque la publicidad así te lo hace saber. De esa manera, las empresas crean paranoia, incertidumbre y miedo en la población, que sin dudarlo, llena sus gabinetes con toda clase de artículos, que supuestamente la salvarán de sufrir enfermedades horribles, dolores infernales y quién sabe cuántas calamidades más.

La industria farmacéutica ha pasado de darnos calidad de vida, a encerrarnos en un círculo vicioso entre padecimiento y paliativo. Parece ser que las medicinas ya no se están haciendo para curarnos, sino para volvernos clientes activos y dependientes de sus marcas.

@LAGOTADERRAMADA

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