La esclavitud en pleno siglo XXI aún existe. Se trata de una esclavitud moderna, propiciada por empresas que abusan de sus trabajadores, obligándolos a trabajar en condiciones deplorables, peligrosas, y a cambio de un salario injusto.
Actualmente más de 27 millones de personas se encuentran laborando en estas condiciones desfavorables.
Sin saberlo, nos hemos hecho cómplices de estas injusticias y es que muchas de las grandes empresas cuyos productos se venden a lo largo del planeta, utilizan una mano de obra esclava.
Tal es el caso de la empresa Aju Steel, una fábrica productora de acero que opera en la ciudad Fronteriza (Tijuana) desde los años 90. En la fábrica laboran más de 600 obreros en condiciones de explotación graves.
De acuerdo a un ex empleado, en la fábrica se perciben abusos como son: acoso sexual, despidos injustificados, maltratos, riesgo laboral, amenazas, despidos injustificados y a pesar de estar inscritos al IMSS, los empleados no pueden acudir al médico.
Así mismo, dentro de la fábrica existe un caso reciente, donde un compañero perdió una mano y sin embargo, no recibió ninguna indemnización y aún sigue trabajando en la compañía.
A pesar de las denuncias laborales, Aju Steel hace oídos sordos y es que las denuncias presentadas ante juntas locales de conciliación, estatal y federal han quedado congeladas.
Desafortunadamente, este fenómeno rebasa continentes, y grandes marcas también contribuyen a este tipo de esclavitud moderna.
Tal es el caso de Apple, que para la fabricación de sus famosos productos, contrata servicios de empresas chinas como Foxconn, uno de los exportadores más grandes de Asia, famoso por abusar de sus empleados, obligándolos a trabajar siete días a la semana sin descanso alguno.
La reconocida marca Hershey’s, que utiliza gran parte del cacao proveniente de África, en donde es bien sabido, a base de numerosas denuncias de UNICEF y otros grupos de derechos humanos, que son normalmente niños los que se utilizan en estas plantaciones e incluso son raptados y llevados de países vecinos, para laborar en las plantaciones de cacao.
No cabe duda que una buena manera de acabar con este tipo de esclavitud moderna, es consumir productos locales de proximidad, libres de prácticas tan habituales utilizadas en los productos de grandes empresas.
Fuentes: