Cuando una persona está enferma se le da tanto poder a los síntomas, que se puede generar una psicosis. Por ello, platicaremos de la salud mental de una persona que es positiva a VIH Sida.

El portal el País, menciona que las cifras muestran que las personas con VIH tienen el doble de probabilidades de padecer depresión o ansiedad; más de la mitad de los jóvenes con VIH tiene algún problema de salud mental, debido a que el riesgo de sufrir uno puede llegar a multiplicarse por 10.

Y es que a raíz de que se diagnostica positivo a un paciente, un tsunami de emociones lo ataca, pensar en el tratamiento a largo plazo, la vulnerabilidad en la que su cuerpo se encuentra y los estigmas, resulta agotador.

Por ello se hace énfasis en que el acompañamiento psicológico no se debe descartar, al contrario, es una herramienta para sobrellevar la enfermedad y pareciera que son grandes palabras, pero cuando el diagnostico no parece tan esperanzador todo se vuelve más grande.

Jordi Blanch, consultor del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic, menciona que el viaje por el VIH bordea el abismo de los trastornos mentales desde el momento del diagnóstico. El anuncio, el duelo, el periodo de aceptación…

No se trata sólo de la asunción de que se padece una enfermedad crónica incurable, sino de batallar contra la posible presencia de los fantasmas de la culpa.

Por ello Blanch propone que se deben eliminar barreras por parte de los médicos, preguntar por la pareja del paciente y su calidad de vida ayudará a saber qué tan eficiente es o será el tratamiento y eso puede impulsar al bienestar de la persona.

El VIH es una enfermedad que aún no tiene cura, sin embargo, a diario hay personas trabajando en mejorar la calidad de vida de los pacientes, no todo debe ser trágico.