Es bien sabido que la cultura patriarcal, como rescata la historiadora Glenda Lerner en “El origen del patriarcado”, tiene sus raíces en un proceso que tomó casi 2.500 años en concretarse.
Tal proceso que cosifica y menosprecia a la mujer, fue llevado a cabo por hombres en un principio, después al someter a la mujer, ésta se supeditó y ayudó al homme sauvage a perpetuarlo. Este sistema ideológico implantó en nuestro imaginario sociocultural a la llamada cultura patriarcal, que no son más que los usos, costumbres, e incluso, productos artísticos, sistémicos del patriarcado.
Seguramente, ustedes lectores, se preguntarán por qué comienzo hablándoles del patriarcado, cuando quizá es un término que a ustedes les parece lejano, o quizá piensan que no existe, pero no se preocupen aquí les daré santo y seña de qué tiene que ver el patriarcado con los suicidios feminicidas, y por qué debería importarnos a todos aquellos que nos sintamos siquiera una pizca de humanos.
La cuestión aquí es que todo está relacionado, pensemos en que el problema que la creación del patriarcado trajo consigo es como una serie de luces de navidad, uno la puede desempacar y desempolvar, pero no se le ve el inicio, ni siquiera se puede ver cuál es el problema, de dónde están trenzados los cables, etc. Solamente se sabe que la serie no funcionará enredada, los foquitos no se obstinarán en encender ni a media luz.
Así pasa con el patriarcado, se instaló tanto en nuestros sistemas que, cuando aparecen otros problemas, aunque para algunos estén claramente relacionados con él, para los demás no es tan claro, ¿por qué? Para empezar, al estar inserto de forma cruel en nuestro imaginario, sistemas socioculturales, económicos, no se ve nada raro, hasta podría parecer que todo está bien, se adoctrina a las personas mediante distintas herramientas ideológicas para que no vean el problema.
Un ejemplo de lo anterior es que desde siempre se ha satanizado a las mujeres que luchan por sus derechos, que viven su vida libremente, se desacredita a las mujeres que buscan respuestas. Depende de la época se las ha tildado con diversos motes, sin pensar en que, justamente, están en su derecho humano de exigir lo que les corresponde, de pedir respeto para ellas y las que vendrán.
Ahora bien, los suicidios feminicidas son uno de esos temas que están relacionados con el patriarcado y parece que no, veamos el porqué. El patriarcado orilla a las mujeres a cometer suicidio, pues, mediante el acoso, la discriminación genérica, la cosificación, la brecha de género enorme, es decir, todo el aparato ideológico que sustenta al patriarcado, es lo que obliga a estas mujeres a terminar con su vida, las somete a tanta presión que piensan es la única salida.
Ya muchas campañas de concientización han tratado que los hombres se “pongan en los zapatos” de las mujeres, pero ciertamente… ¿acaso un hombre alguna vez va a entender lo que viven ellas? La respuesta es un rotundo “no”, los hombres también fueron educados dentro de este sistema opresivo, además, no han vivido las mismas cosas que ellas.
Y ya sé que pueden estar pensando “yo soy distinto”, y no discutiré eso, puede ser que sí, pero puede que también perpetúes micromachismos que, justo por ser micro, no se entienden como conductas machistas. Así es el patriarcado, es un micro-macro sistema ideológico que, no se ve, es micro, pero está en todos lados, es macro.
El Salvador, a decir de la ONU, es quizá el único país del globo donde se considera un crimen el suicidio feminicida, esto por medio de la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres.
El primer caso fue el de la agente de policía Irma Julia Gracia, quien por la presión, el maltrato psicológico y los abusos sexuales de su esposo, quien fuera su pareja por 19 años, decidió quitarse la vida. La condena va de cinco a siete años, pero el daño, además de ser irreparable, no terminará ahí, pues la solución radica en sancionar y concientizar, no sólo una u otra.
Sí se debe concientizar a todas las generaciones, para quitar del paso al aparato ideológico patriarcal poco a poco. Es obvio que no sucederá en pocos años e incluso podría hasta parecer una utopía, pero puede ser posible si se trabaja conjuntamente.
Por otra parte, se debe sancionar a las personas que incurran en esta falta contra la vida de las mujeres. Si se quiere evitar que esto siga pasando, debe brindarse ayuda a las víctimas de abuso psicológico o sexual, antes de que piensen en cometer suicidio.
En Argentina, por ejemplo, cuando inició el registro de suicidios feminicidas en 2019, se contaba solamente uno, en 2020 ya se contaban 2, para 2021 el número aumentó hasta llegar a 5, y el número terroríficamente aumentará si no se hace algo al respecto.
Pero el trabajo no termina ahí, como en El Salvador, en los demás países no sólo de Latinoamérica, sino del mundo entero debería legislarse para considerar como un crimen el suicidio feminicida. Todos somos seres humanos, pero el no poner atención a estos temas habla de la deshumanización que envuelve de a poco a la sociedad.
@LaGotaDerramada
Fuentes:
BBC News Mundo, “Violencia contra la mujer: qué es el suicidio feminicida y por qué El Salvador es el único país en América Latina que lo condena”, [Fecha de consulta: 09/12/2021]. En:
Culturamas, “Gerda Lerner: «El origen del patriarcado»”, [Fecha de consulta: 09/12/2021]. En:
Defensoría del Pueblo de la Nación Argentina: “Un feminicidio cada 31 horas en el primer semestre de 2021, según el Observatorio de Feminicidios de la Defensoría del Pueblo de la Nación”, [Fecha de consulta: 09/12/2021]. En:
http://www.dpn.gob.ar/gacetilla.php?id=32366.