No cabe duda que la pandemia generada por el virus del Covid-19 cambió nuestra vida en todos los aspectos; gente que perdió a un ser querido, ahora se enfrenta al duelo por la ausencia; personas sin empleo, actualmente viven en la incertidumbre. Sin embargo, nadie se ha puesto a reflexionar sobre el papel que ha desempeñado esta crisis en el ámbito amoroso.
Cientos de relaciones amorosas nacen cada hora, pero sólo las que valen la pena pueden durar años. El factor del encierro, así como de la incertidumbre ante un escenario apocalíptico propició que la gente frecuentara aplicaciones de citas, tales como Tinder, Grindr, incluso Facebook Parejas. El resultado fue favorable en algunos casos, en otros las citas no pasaron más allá de lo casual, del disfrute del momento.
Aunque todavía la pandemia arrase con la normalidad que teníamos, el amor y las relaciones de amistad sirvieron para seguir con una esperanza de contacto humano.
Es claro que las restricciones sanitarias no permitieron la cercanía, pero siendo francos la mayoría necesitábamos del mínimo contacto para sentir un poco de afecto, por lo que los abrazos y besos no terminaron relegados. Nuestra esencia social no permite el individualismo, de esta manera el virus no pudo atacar esa fibra de humanidad.
Los lazos de fraternidad prevalecieron a pesar del peligro y del miedo, sin mencionar que el espacio digital supuso un nuevo refugio ante un enemigo invisible y asesino.
Por lo tanto podemos apreciar cómo es que las relaciones humanas nunca se debilitaron, ni lo harán. El amor de una pareja que se conoció durante la pandemia será fuerte siempre y cuando los implicados quieran, y asuman sus responsabilidades afectivas.
Es evidente que tendrán nuevos retos que asumir, como los de conocer al otro con sus amigos y familiares. Una vez fuera el peligro del Covid, las dinámicas de socialización marcarán el éxito de una pareja, hasta ese entonces podrá presumir que su amor peleó incluso con el fin del mundo.
@GotaDerramada
Fuente:
La gota derramada 