América Latina y su salud mental: ¿cómo nos afectó la pandemia?

No es un secreto el que la pandemia nos afectó de una forma u otra. O mejor dicho, nos afectó en todas las formas posibles. Nuestro entorno cambió, sufrió modificaciones, allí donde había bancas para tomar la sombra ahora hay cintas para evitar que las personas se sienten. Nuestra cotidianeidad se vio afectada en todo punto, dejamos de salir con amigos, a reuniones, o tan siquiera a tomar el aire. Seamos sinceros, la pandemia sacudió nuestro territorio social, político, físico y psicológico.

Es aquí donde cabe preguntarse, ¿quién se preocupa por la salud psicológica de la nación cuando todos están enfocados en los estragos físicos y en que sobrevivamos? En este artículo hablaremos sobre las implicaciones de la pandemia en la salud mental de los habitantes de América Latina.

Seguramente escuchaste hablar a tus conocidos o familiares acerca de su preocupación en cuanto a la pandemia de Covid-19 que asola al mundo. Quizá en una conversación rápida en la tienda de la esquina el vendedor de confianza te preguntó cómo se encontraba tu familia, o al revés, tú o tu mamá le preguntaron a él. Esto habla de nuestra humanidad, en primer lugar, al preocuparnos por los demás, en segundo, al sentirnos vulnerables psíquicamente hablando.

Siempre sucede, y sucederá, es parte de nuestra condición humana. Si no nos sintiéramos preocupados por algo en algún punto de nuestra vida, ¿podríamos considerarnos seres humanos, o seríamos autómatas? Si lo pensamos así, es natural preocuparnos, sentir temor, soledad, etc. Nuestras emociones moldean nuestra humanidad.

Entonces, al gozar de condición humana, es de esperar que un suceso histórico tan apabullante como una pandemia nos afecte de la manera en que lo ha hecho. Puede ser que lo físico se cure, pero el daño psicológico se mantiene latente, punzando en la psiquis de quienes temen por su vida y la de sus seres queridos.

En un segundo nivel, las consecuencias psicológicas derivan de la falta de ayuda para la población que ha perdido a sus seres queridos y no tiene un soporte anímico externo en donde apoyarse, es decir, no tienen el hombro de alguien para recargarse y respirar.

Esta estructura de soporte anímico resulta fuente importante de sosiego para las personas que han perdido a alguien, o temen por su propia vida.

2. ESFUERZO MENTAL

Según estudios hechos por la encuesta “Global COVID-19 Trends and Impact Survey”, mantenida por la Universidad de Maryland, en la mayor parte de los países analizados (Perú, México, Colombia, Chile, Brasil y Argentina), durante abril y mayo de 2020 el nivel de preocupación fue más alto de lo que se habría esperado, en tanto la pandemia no había avanzado aún al nivel y velocidad al que avanzaría después.

Aunque, estas cifras se normalizarían con posterioridad. Esto puede deberse a la propia ansiedad de la población ante un suceso eminentemente desconocido. ¿Qué esperar cuando no sabes a qué te enfrentas? Sé que algunos podrían pensar, “solamente queda prepararse para lo peor, pero siempre esperando lo mejor”. Y esto podría aplicarse para un examen, o una prueba deportiva, pero no al enfrentarse a una pandemia, en definitiva. Eso fue y sigue siendo lo complejo del asunto, sobrellevar la gran brecha entre el antes y el inter de la pandemia.

Un fenómeno que se observa tanto en Colombia como en México es que, en el periodo en que ya habían pasado el pico de contagios, se mantuvo alto el número de personas que sentían ansiedad. Dicho fenómeno se mantenía estable durante cierto periodo de tiempo, lo que se corresponde con lo observado en los meses de abril y mayo del 2020.

En cuanto a las personas que declararon sentirse deprimidas, o presentar signos de depresión, los niveles fueron en aumento consistente. Y a pesar de que se piense lo contrario, el que una persona presente signos de depresión, ello no se correspondería o apuntaría a un cuadro depresivo que pudiera ser formalmente diagnosticado.

Simplemente se presentan los signos, las sensaciones, pero esto no se corresponde con el cuadro patológico como tal. Aunque, en caso contrario, en las personas que sí presentaban el cuadro patológico formalmente diagnosticado, la depresión no cedió, e inclusive, se agudizó.

3. PANDEMIA

Hablando de países de LATAM y problemas de salud mental relacionados a la pandemia, ingresos y grado de cobertura en salud mental, encontramos que, en Centroamérica y el Caribe latino, el 44% corresponde a pocas personas que tienen problemas, 22% la mayoría con problemas graves, 11% sin ayuda.

En Sudamérica se conservan el 44% para pocas o algunas personas con problemas, y el 22% de la mayoría con problemas graves, aunque en este caso no existe porcentaje sin ayuda. Estos resultados apuntan a la deficiencia de la oferta, en relación directa y proporcional (negativamente) con la demanda.

Y aunque en LATAM existan campañas de concientización, se vuelve difícil satisfacer la demanda poblacional. Esto debido a que, en atención a los países en los que es preocupación extrema el llevar alimento a los hogares, y velar por la seguridad financiera, la ansiedad y preocupación que provoca el tener que salir a la calle (así como, rozarse con los demás en el transporte público o el mercado) eleva la demanda por los cielos.

Entre otros países, los que tienen mayor porcentaje de demanda son Panamá, Uruguay, Guatemala, México, entre otros. Aunque existen proyectos como el denominado Proyecto de Salud Mental que brinda cooperación técnica en salud mental a la mayor parte de los países de LATAM y el Caribe.

Como pudimos observar, la situación en cuanto a la demanda-ayuda respecto a salud mental en Latinoamérica es difícil, por lo que, como seres humanos debemos mostrar precisamente eso, nuestra humanidad.

Aunque no seamos expertos en el tema, siempre podemos brindar ayuda a quien lo necesita. Si te sientes vulnerable psíquicamente cansado, o simplemente preocupado por el futuro, teniendo como horizonte el contexto pandémico, también es válido buscar apoyo, si no en tu familia o amigos, en alguna organización o programa como el propiciado por las OMS/OPS.

No es débil el que pide ayuda, débil es quien no acepta que la vulnerabilidad psíquica y sentimental está en la naturaleza humana. 

Fuentes:

El País, “La salud mental de América Latina se resiente durante la pandemia”. [Fecha de consulta: 03/11/2021]. En: https://elpais.com/sociedad/2021-08-06/la-salud-mental-de-america-latina-se-resiente-durante-la-pandemia.html. 

Organización Panamericana de la Salud, “Salud mental”, [Fecha de consulta: 03/11/2021]. En: https://www.paho.org/es/temas/salud-mental.

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