La violencia es la última consecuencia de la ejecución del poder de una persona sobre otra, grupo, instituciones, etc. Pongámoslo así, el último escalón en el uso extremo del poder es la violencia, como señalaba el filósofo francés Michel Foucault.
Precisamente, si pensamos en el título del artículo, la violencia generalizada en nuestro país ejerce poder sobre la salud mental de los habitantes, afectándola de forma indiscutible.

Se sabe que en México la violencia ha servido de catalizador para que, por un lado, la salud mental de la población se vea afectada; en segundo lugar, como se dijo, el poder también se ejerce por medio de la violencia, y es por ello que ésta es la herramienta que utilizan algunos grupos de poder para controlar a la población.
La investigadora Dení Álvarez-Icaza González, quien escribió el libro “Salud mental y violencia colectiva. Una herida abierta en la sociedad” (coordinado por el ex Rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente), asevera que la violencia colectiva ha impactado de forma negativa la salud mental de los mexicanos. Señala como principales causantes de ello a la delincuencia organizada y a los agentes estatales.
Es tanta la gravedad del problema que se puede considerar un asunto de salud pública, ya que los estragos en la salud mental pueden llegar a ser incapacitantes para quienes los sufren, además de que merman el desarrollo del país.
Uno de los problemas con los cuales se lucha al hablar de este tema es la normalización, es decir, el hecho de que se vea como algo normal o como “el pan de cada día” a la violencia, ergo, sus efectos y consecuencias psicosociales.

Las enfermedades mentales que se han presentado en algunos sujetos de estudios respecto a la violencia colectiva y sus efectos son: la depresión, trastorno por estrés postraumático y la ansiedad.
Estos trastornos, a su vez, pueden hacer que las personas sean más propensas a consumir sustancias adictivas o que aumente el riesgo de cometer suicidio.
Cuando una población está marcada por la violencia, los individuos se aíslan al entender el entorno como un lugar poco seguro. En segundo término, cuando una comunidad está marcada por la violencia, digamos, de forma “histórica”, la forma de relacionarse, las costumbres y creencias de la población comienzan a girar en torno a los hechos violentos. Ello habla de los efectos de la violencia en la salud mental de las personas.

Aunque en nuestro país se ha hecho un esfuerzo por paliar los efectos de la violencia colectiva, aún se podría trabajar más en los ámbitos de la prevención y la seguridad ciudadana. Por ejemplo, podría ponerse atención a la ley de víctimas, además de que podrían planearse mejor los programas de atención a las víctimas de violencia.
También, debería pensarse en el seguimiento de los casos, y brindar ayuda en materia de salud mental, es decir, brindar especialistas que puedan tratar y dar continuidad al tratamiento de las personas que sufrieron violencia. De tal forma, podría comenzar a crearse consciencia respecto a la importancia del cuidado de la salud mental del pueblo mexicano.
Fuentes:
El Economista, “México padece los estragos de las enfermedades mentales originadas por violencia colectiva: Dení Álvarez-Icaza”. [Fecha de consulta: 01/11/2022]. En:
Relief Web, “La violencia y sus efectos en la salud mental”, [Fecha de consulta: 01/11/2022]. En: