Anteriormente a los años 70, la homosexualidad era vista como algo fuera de lo común que rayaba en la enfermedad, sin embargo y por fortuna, esta concepción cambió con el paso del tiempo, dando lugar a una explicación distinta y más racional del asunto. No obstante, la homofobia persistió e incluso comenzaron a relacionarla con un problema mental.

Para contextualizar un poco, fue hasta 1973 cuando en Estados Unidos se quitó de la lista de enfermedades mentales a la homosexualidad. En 1990 la Organización Mundial de la Salud OMS hizo lo propio y la desclasificó también.
La relevancia del punto de vista médico-psicológico respecto a la homosexualidad tenía tanta relevancia que, aún durante los años 80 cuando se realizaban debates televisivos sobre el tema, en ellos no sólo participaban activistas por los derechos de la naciente comunidad LGBT+, sino que también lo hacían sacerdotes y psiquiatras.
Si analizamos esta escena de debate podremos tener una idea más clara sobre lo dicho, es decir, en qué medida la opinión psiquiátrica era importante. Al tener al representante de la iglesia, por un lado, y al psiquiatra por el otro, se cubrían los flancos de la fe y de la ciencia. Se apuntaba así a una respuesta ineludible.
Aunque como se mencionó, con el paso del tiempo y el avance de los descubrimientos científicos se descartó que la homosexualidad fuese una enfermedad. Ello dio paso a considerar a la homofobia como un problema mental. De hecho, el término “homofobia” nació en 1970, de la pluma del psicólogo estadounidense George Weinberg.

En el entendido de que, toda fobia es un miedo desmedido e irracional, la homofobia es la fobia a estar cerca de personas pertenecientes a la comunidad LGBT+. También se presenta cuando siquiera se escucha algo sobre el tema, la presencia no es necesaria para que la fobia se presente.
Los psicólogos argumentan que la homofobia solamente es la punta del iceberg en lo que respecta al problema. Si esta fobia escala a la violencia física o psicológica hacia miembros de la comunidad, se considera que la persona homofóbica podría ser candidata a un diagnóstico de enfermo mental.

Aunado a lo anterior, el psicólogo Emmanuele Jannini desató la controversia cuando en 2015 escribió un artículo (obviamente basado en un estudio previo) en el cual vinculaba a la homofobia con el psicoticismo. Como era de esperarse, la crítica conservadora atacó tal investigación, pero vamos, si analizamos el caso, tenemos de frente el más claro ejemplo de homofobia en dicha situación.
Tanto los aparatos socioculturales, como los dogmas han aportado su granito de arena al problema de la homofobia, ya que han propiciado con sus enseñanzas que la homosexualidad es algo “antinatural”.

La forma de abordar el tema de las preferencias sexuales se debería de llevar a cabo siempre teniendo a la mano información, de forma educada, y dejando de lado los prejuicios que se tienen sobre la comunidad LGBT+. De esta forma se podría comenzar a tratar la homofobia sin tener que llegar al diagnóstico clínico relacionado con el psicoticismo.

Aceptar nuestras diferencias también podría unirnos como humanidad.
Fuentes:
BBC News Mundo, “¿Es la homofobia una enfermedad?”, [Fecha de consulta: 22/11/2022]. En:
El Periódico, “Cuando ser gay era una enfermedad”, [Fecha de consulta: 22/11/2022]. En: