En cualquier momento, sin motivo alguno puede llegar ese dolor en el pecho, aparece la incapacidad para respirar, los mareos y el sudor se adueñan del cuerpo. Se pierde el control sobre todo y el miedo intenso se apodera de uno. Pareciera que uno se vuelve loco.
Poco tiempo después, la calma regresa, pero el malestar continúa, si se acude al médico se le dirá que está bien, pero la realidad cambia, ahora se vive con el temor de volver a experimentar esto una vez más.
La ansiedad es el pan nuestro de cada día en la actualidad, de ahí que la mayoría de nosotros hayamos padecido alguna vez un ataque de pánico sin saber qué hacer con él. Hay quienes acusan a las nuevas generaciones de exagerar el tema, e incluso de inventarse enfermedades que antes no existían. Lo cierto es que la ansiedad es el punto de partida que diferencia a generaciones como la Milenial o generación Z de anteriores generaciones.

“La crisis del cuarto de vida” va relacionada a los trastornos de ansiedad y se presenta en adultos jóvenes y adolescentes. Este padecimiento se ha desarrollado en las nuevas generaciones por la creciente frustración que viven ante la falta de oportunidades laborales, el perfeccionismo expuesto en redes sociales, la inmediatez de la vida con un solo clic así como el constante bombardeo de noticias desalentadoras en todo momento.
En informes de Organización Mundial de la Salud, entre 1990 y 2013 la cifra de personas con ansiedad o depresión alcanzó una cifra de los 615 millones de personas, lo que equivale a un 10% de la población.
Un estudio publicado por el periódico británico The Gardian expone que de un muestreo de mil 100 jóvenes británicos, el 86% de los jóvenes presentaba severos casos de ansiedad o depresión, pues se sabían consientes de no lograr cumplir con las expectativas impuestas por una sociedad: lograr una libertad financiera, desarrollarse en un buen empleo y tener buenas relaciones personales para construir un futuro.

Lo cierto es que las nuevas generaciones afrontan altas tasas de desempleo, el pronto endeudamiento económico, así como a la dificultad de establecer relaciones personales con sus iguales debido a la súper conectividad social que nos aísla del mundo.
Lo grave de estas cifras es que una vez los individuos presentan la primer crisis de ansiedad, viven de manera constante con el miedo a repetir la misma experiencia, de tal manera que comienzan a desarrollar crisis anticipadas ante cualquier factor que modifique el entorno. Con esto comienza el cambio de hábitos, la forma en cómo se relacionan con el mundo en incluso la manera en cómo se interpretan frente a los demás, desarrollando otros trastornos mentales.
Lo cierto es que hoy en día la sobre exposición a factores estresantes como: crisis económica, un crecimiento a la violencia digital, sobre exposición a noticias desalentadoras, así como la constante imposición de una forma de vivir por parte de los más adultos, vuelve a las nuevas generaciones más vulnerables a desarrollar ataques de ansiedad a edades más tempranas, y por tanto, a vivir con el temor de experimentar una nueva crisis en cualquier momento.
Fuentes:
https://www.65ymas.com/opinion/ramon-sanchez-ocana-como-actuar-ataque-panico_24702_102.html
https://www.theguardian.com/society/2011/may/05/quarterlife-crisis-young-insecure-depressed
@LaGotaDerramada