Si bien las mascarillas fungieron como un agente protector contra la propagación del covid-19, su uso tuvo tanto peso en la sociedad que para algunas personas se convirtió en un accesorio cotidiano para lidiar con la inseguridad social.

Lo anterior se refiere, por ejemplo, a los casos de personas que debido a sus inseguridades sociales no dejan la mascarilla a sol ni sombra. Incluso la usan cuando salen de vacaciones.

El fenómeno de las redes sociales y la imagen “perfecta”, ha provocado que cientos de adolescentes (en su mayoría) no se quiten la mascarilla para nada. A otros jóvenes, el uso de la mascarilla los ha ayudado para elidir el contacto con otras personas, es decir, limita su interacción social.
Actualmente, en Brasil existe el ejemplo palpable de ello, ya que se ha generalizado el que los jóvenes utilicen la mascarilla para ocultar su rostro.

Tanto profesores como padres de familia se han percatado de este fenómeno y han buscado formas de ayudar a los jóvenes.
Una de las principales alternativas para ayudarlos es la terapia psicológica, ya que les brinda la posibilidad de explorar el problema de raíz; porque claro, como en toda condición mental, o problema de salud mental, suele haber un detonante que debe ser localizado para poder tratarse.

En segundo término, se brinda ayuda en el medio en el que se desenvuelvan, ya sea familiar, o escolar. Esto lo hacen por medio de la creación de una cultura de la aceptación, o de la vida “sin filtros”.
Fuentes:
BBC Mundo, “‵Mamá, soy feo′: los jóvenes que todavía usan mascarilla por vergüenza de mostrar su rostro”, [Fecha de consulta: 12/12/2022]. En:
El Dentista Moderno, “Me cuesta quitarme la mascarilla, ¿qué me pasa?”, [Fecha de consulta: 12/12/2022]. En: